Por Martín Romero
El gobierno iraquí ha lanzado la tan anunciada operación para liberar la ciudad de Mosul, segunda urbe de Irak. El gran conglomerado del norte iraquí contaba con más de tres millones de habitantes en 2014, antes de ser conquistada por las hordas del Estado Islámico. Fue allí donde el grupo terrorista, ante la huída del ejército regular, se hizo de cientos de vehículos militares, toneladas de armamento sofisticado y los tesoros de las casas bancarias. Si bien pareciera que todos los bandos participantes de la operación trabajan en forma coordinada bajo la premisa de expulsar al Estado Islámico, esto es algo que dista bastante de la realidad. Como ya veremos, el único factor aglutinante es la vocación de arrebatar el control, al menos formalmente, a la organización terrorista sobre la ciudad.
El gobierno iraquí ha lanzado la tan anunciada operación para liberar la ciudad de Mosul, segunda urbe de Irak. El gran conglomerado del norte iraquí contaba con más de tres millones de habitantes en 2014, antes de ser conquistada por las hordas del Estado Islámico. Fue allí donde el grupo terrorista, ante la huída del ejército regular, se hizo de cientos de vehículos militares, toneladas de armamento sofisticado y los tesoros de las casas bancarias. Si bien pareciera que todos los bandos participantes de la operación trabajan en forma coordinada bajo la premisa de expulsar al Estado Islámico, esto es algo que dista bastante de la realidad. Como ya veremos, el único factor aglutinante es la vocación de arrebatar el control, al menos formalmente, a la organización terrorista sobre la ciudad.
Es el gobierno iraquí el que más desesperado se encuentra,
porque representa al bando mas débil, el más condicionado, y por ende, el que
más cosas se juega en la liberación de Mosul. La toma de la ciudad pareciera
lanzar una carrera por la conquista de
la misma, que quizá de cara a un futuro muy cercano, resuelva a los tiros las
diferencias entre quienes participan. El éxito de la operación supondría una bocanada de aire fresco para el primer
ministro Haider al-Abadi, siempre y cuando sean las fuerzas de Bagdad quienes
logren imponer su control, algo que no les resultará nada fácil, debido a la
pésima reputación del ejército iraquí. Podríamos afirmar que serán los resultados de las disputas
posteriores a la liberación de la urbe de manos del Daesh las que definan el
futuro de Irak, y son varias las facciones que juegan todas sus cartas para
sacar el máximo provecho posible. (Leer todo)
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