Articulo publicado el 20 de junio de 2016 por Rahila Gupta
Esta es la pregunta que surge, pero una extremadamente complicada, especialmente cuando la situación es tan fluida como lo es en Rojava. Todas las mujeres a las que entrevisté mientras estuve en Rojava hablaban de lo profundamente arraigado que estaba el patriarcado en el tejido social, de como la revolución había significado un comienzo en todas las direcciones que ya he descrito en la serie de seis artículos que llevan por titulo Witnessing the Revolution in Rojava, y aun así no dieron ni un ejemplo concreto de como el patriarcado continua afectando sus vidas.
Desde sus casas en las que pude quedarme, parecía que el trabajo doméstico seguía siendo principalmente un trabajo de mujeres. Extrañamente, esta parece ser la última frontera del patriarcado, la doble carga que las mujeres llevan incluso en los días más álgidos de la revolución; como en la URSS cuando asumían todos los trabajos habitualmente desarrollados por hombres. Digo extrañamente porque daría la sensación de que las tareas domésticas solo son una pequeña perdida de privilegios en comparación con la perdida de estatus e ingresos en los trabajos tradicionalmente reservados para los hombres. (Leer toda la nota)
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