El "Sultán" de la pretendida y fallida reconstrucción del Imperio Otomano -Recep Tayyip Erdogan- salió con los "tapones de punta" a liquidar las garantías democráticas que aun quedan en pie en Turquía. La extrema debilidad de régimen que comanda -producto de la derrota de sus bandas islamitas en la guerra de Siria, en manos de la guerrilla kurda- lo empujó a imponer medidas cada vez más reaccionarias para mantenerse en pie.
Sin embargo, su actitud triunfalista no es más que la expresión de una victoria a lo "Pirro", que rápidamente se le volverá en contra, ya que el régimen -aislado internacionalmente, con el ejército partido al medio y el sudeste kurdo en llamas- ha quedado herido de muerte.
Esta situación no la resta peligrosidad al gobierno del AKP, que como una fiera herida, lastima y mata pegando zarpazos a diestra y siniestra. Es así que Erdogan acaba de anunciar el aumento -a un mes- del período de detención provisional de sospechosos, para ser interrogados por la policía antes de levantar acusación, en lugar de los cuatro días que regían antes del fallido golpe militar del pasado 15 de julio. La decisión fue publicada este sábado en el Boletín Oficial, en el primer decreto del gobierno tras el establecimiento del estado de emergencia el pasado miércoles. (Leer esta noticia)
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