Por Juan Carlos Beica
Quisiera comenzar explicando que escribo esta crítica desde una ubicación de absoluto compromiso con el que para mí constituye el proceso revolucionario más trascendental que ha tenido lugar en los últimos años: el de los trabajadores y el pueblo kurdo. Aclaro también mi admiración por sus heroicos y heroicas combatientes y, en particular, por el escritor de este libro Abdullah Ocalan , quien está detenido en la isla-cárcel de Imrali desde hace más de 16 años bajo un régimen de aislamiento que agiganta su figura.
Como militante trotskista del Comité de Solidaridad con Kurdistán reivindico su texto porque considero que aporta conocimientos novedosos acerca de las viejas sociedades mesopotámicas y de su relación orgánica con las que le sucedieron. Sin embargo también aclaro que no coincido con el método de análisis que utiliza, que desde mi humilde punto de vista, se transforma en una traba para la elaboración de la estrategia más favorable para el triunfo de la Revolución del Kurdistán y Medio Oriente.
Las “marcas” de la vieja cultura sumeria
Abdullah Ocalan explica que las características fundamentales de los últimos miles de años de “Civilización” humana comenzaron a forjarse en los albores de la sociedad mesopotámica, a partir de los reinos sumerios y asirios entre 5 y seis mil años atrás. El líder del PKK dice que buena parte de los elementos que allí surgieron se mantuvieron sin grandes cambios a través de los tiempos marcando el rumbo de las sociedades que crecieron a posteriori, incluida la actual, identificada como “Modernidad Capitalista”. (Leer todo el texto)
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