La magnitud de la barbarie cometida en el distrito de Sûr en Diyarbakir se ha podido comprobar a raíz del levantamiento del toque de queda. Un gran número de vecinos de este barrio histórico se precipitaban para observar lo que quedó de sus viviendas, mientras eran “acogidos” por barricadas levantadas por la policía turca. Los residentes del corazón histórico de Diyarbakir, no tuvieron más remedio que subirse en las murallas para comprobar lo que había quedado de sus casa, la mayoría de ellas ya no existen.
El corresponsal de la agencia de prensa ANF pudo compartir con ellos la emoción y la indignación contra el gobierno que los oprime. Ellos dejaron claro que nunca abandonarán sus hogares, que incluso podrán montar un campamento si fuera necesario en los solares desiertos pero que de ninguna manera venderán sus propiedades. (Leer toda la nota)
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