Reproducimos nota de eldiario.es escrita por Daniel Lobato Bellido
El lunes 19 de diciembre el embajador de Rusia en Turquía,
Andrei Karlov, era asesinado a manos de un policía turco infiltrado en la rueda
de prensa que ofrecía el diplomático ruso. Paradójicamente, el evento que se
presentaba era una exposición fotográfica en Ankara llamada Rusia,
vista por los turcos. Tras disparar al embajador, el asesino tuvo ocasión durante
33 segundos de poder emitir ante las cámaras de TV un discurso verbal y gestual
(interesante de analizar) con gritos de "Allah u Akbar",
"nosotros morimos en Alepo, tú mueres aquí", etc. Parece que nadie del Gobierno turco recordó pulsar el botón
rojo de activar la férrea censura que Erdogan aplica a Turquía con el cierre
constante de televisiones, medios y redes sociales. Tampoco nadie de la
seguridad del estado recordó subir la protección al diplomático ruso, incluso
después de que desde hace semanas el consulado ruso en Estambul o la embajada
rusa en Ankara hayan sido objeto de manifestaciones de turcos nacionalistas e islamitas protestando por la participación de Rusia en la batalla de Alepo-este. Nos quedaremos sin conocer los motivos que llevaron al
policía de las fuerzas especiales turcas Mevlut Mert Altintas a cometer el
crimen, ya que parece que la seguridad turca acabó con su vida –según la única
foto existente cenital y lejana– de un abatido Altintas con manchas de sangre
por el piso. El asesino, tras cumplir su objetivo de matar al embajador, no
parecía querer coger ningún rehén, disparar o amenazar a las personas presentes
en la sala, a pesar de lo cual, la foto distribuida por la policía turca le
muestra acribillado por multitud de balas. (Leer todo)
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