Por Juan Giglio
Bashar al-Assad, con el apoyo de Rusia, Estados Unidos e Irán, y el visto bueno de sus rivales regionales turcos - que invadieron el norte de Siria acordando con los funcionarios del régimen - está cerca de conquistar la ciudad de Aleppo, uno de los bastiones de la resistencia contra la dictadura genocida, que asesinó a cientos de miles de sirios y sirias. Más allá de la presencia de cientos o, quizá, miles de milicianos “yihadistas” - que trabajan para Arabia, Qatar, Turquía y un sector del imperialismo yanqui - no se puede entender la durísima resistencia de esa ciudad sin asumir que fue , principalmente, el pueblo de Aleppo quien combatió ferozmente a la dictadura, responsable de los peores crímenes. Aleppo se mantuvo en pie durante tanto tiempo porque sus pobladores rechazaron a Bashar al-Assad y sus políticas, como parte de un proceso que comenzó con la denominada Primavera Árabe entre 2011 y 2012. Por eso aún existen combatientes que nada tienen que ver con las bandas de mercenarios ligadas a los gobiernos más reaccionarios de Medio Oriente. Lamentablemente, la heroica lucha de Aleppo y otras ciudades mártires no empalmó con la de los trabajadores y el pueblo del Kurdistán sirio o Rojava, que con sus milicias y asambleas populares conquistaron una región significativa del país, defendiéndola de las agresiones de ISIS y del régimen, que por su debilidad nunca se animó a recuperarla. (Leer toda)
Bashar al-Assad, con el apoyo de Rusia, Estados Unidos e Irán, y el visto bueno de sus rivales regionales turcos - que invadieron el norte de Siria acordando con los funcionarios del régimen - está cerca de conquistar la ciudad de Aleppo, uno de los bastiones de la resistencia contra la dictadura genocida, que asesinó a cientos de miles de sirios y sirias. Más allá de la presencia de cientos o, quizá, miles de milicianos “yihadistas” - que trabajan para Arabia, Qatar, Turquía y un sector del imperialismo yanqui - no se puede entender la durísima resistencia de esa ciudad sin asumir que fue , principalmente, el pueblo de Aleppo quien combatió ferozmente a la dictadura, responsable de los peores crímenes. Aleppo se mantuvo en pie durante tanto tiempo porque sus pobladores rechazaron a Bashar al-Assad y sus políticas, como parte de un proceso que comenzó con la denominada Primavera Árabe entre 2011 y 2012. Por eso aún existen combatientes que nada tienen que ver con las bandas de mercenarios ligadas a los gobiernos más reaccionarios de Medio Oriente. Lamentablemente, la heroica lucha de Aleppo y otras ciudades mártires no empalmó con la de los trabajadores y el pueblo del Kurdistán sirio o Rojava, que con sus milicias y asambleas populares conquistaron una región significativa del país, defendiéndola de las agresiones de ISIS y del régimen, que por su debilidad nunca se animó a recuperarla. (Leer toda)
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