Por Nico Kobane
La muerte de Mouhcine Fikri -de 31 años- el viernes en la
ciudad de Alhucemas, Marruecos, cuando fue aplastado por un camión porque
intentaba recuperar la mercancía que le había confiscado la policía, desató la
furia del pueblo, que ganó la calle de manera muy radicalizada y multitudinaria. Los uniformados habían incautado los pescados, arrojándolos
dentro de un camión de desperdicios, porque alegaban la existencia de una normativa
que prohibiría la pesca durante este período. La muerte de Mouhcine provocó una
reacción parecida a la que explotó en Túnez luego de que otro vendedor
ambulante se inmolara en 2010.
El 17 de diciembre de ese año, el vendedor ambulante Mohamed Bouazizi se inmoló en la ciudad de Túnez, como forma de protesta cuando
fue despojado por la policía de sus mercancías y cuentas de ahorros. Miles se
rebelaron contra las políticas del gobierno conducido por Zine el Abidine Ben Ali, quien conducía el
país desde 1987. La caída de este personaje siniestro provocó un efecto contagio
en el Norte de África y Medio Oriente, denominado “Primavera Árabe”, debido al
cual cayeron las dictaduras de Kadafi en Libia y Mubarak en Egipto y se
insurreccionó el pueblo sirio contra Bashar Al Assad, proceso que continúa en
la actualidad como guerra civil. (Leer todo)
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