Por Nico Kobane
Una histórica huelga general tuvo lugar en la India el 2 de
setiembre, cuando millones de trabajadores y trabajadoras paralizaron sus
lugares de trabajo y se movilizaron masivamente en distintos puntos del país,
protestando contra el gobierno de Narendra Modi y su reforma laboral. Se estima que más de 180 millones participaron en la acción,
en un país cuya población es de 1250 millones. Las demandas eran por un salario
mínimo de 18.000 rupias, la extensión de garantías sociales, el fin de la
tercerización laboral, derecho a pensiones y acceso a la atención médica.
El Gobierno intentó cerrar un acuerdo con los sindicatos
ofreciendo un aumento del 42% del salario mínimo de los trabajadores no
cualificados del Ejecutivo Central, unos 4,7 euros diarios. Sin embargo, la
medida fue vista como insuficiente por las organizaciones que llamaron al paro.
Un gigante se despierta. La convocatoria estuvo en manos de diez sindicatos y
federaciones, que impulsaron las medidas en más de 29 estados, a pesar de que India
solo posee un 4% de trabajadores sindicalizados y un gran número de
trabajadores está en situación de tercerización laboral o trabajo informal. La huelga transcurrió sin que se produjeran grandes incidentes
en varios estados del país como Punyab, Huachal Pradesh y Rajastán, mientras
que en Bengala Occidental, Manipur y Andhra Pradesh se reportaron varios
enfrentamientos entre la policía y los manifestantes. (Leer todo)
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