Tropas yanquis en Rojava: algo así como dejar libre a los zorros dentro de un gallinero |
Un año atrás comenzaba la ofensiva contra la “Capital del
Califato”, la ciudad de Raqqa, operación que cuenta con el despliegue mayoritario
de las guerrillas kurdas - YPG/YPJ - aunque está siendo dirigida políticamente
por el gobierno de los Estados Unidos, que aprovechó esa coyuntura para profundizar
el desembarco de pertrechos y fuerzas propias. Hasta las batallas de Kobane y Tal Abyad – triunfos obtenidos
por las milicias, que se apoyaron en la movilización multitudinaria de las
masas del Kurdistán turco o Bakur y sectores solidarios de todo el mundo – los yanquis
no eran más que “aliados” tácticos y coyunturales de las YPG/YPJ, concentrándose
en la tarea de bombardear a ISIS en ciertos puntos. El imperialismo tuvo la política de chantajear a los kurdos,
jugándose a convencerlos de que no podrían consolidar su dominio sobre Rojava sin
el apoyo aéreo y logístico de la “Coalición”. De hecho, podrían haber ayudado a
terminar los combates de Kobane mucho antes, solo con bombardear las líneas de
suministro del Estado Islámico, cosa que nunca hicieron. Recién después de que los kurdos recuperaran la mayoría de
la ciudad, los jets estadounidenses atacaron la estratégica colina de Mishtenur,
facilitando el triunfo total de las guerrillas. Los yanquis utilizaron esta “carta”
para intensificar la presión sobre la conducción kurda, que hasta ese momento
negaba la posibilidad de “coordinar acciones” con EE.UU. (Leer todo)
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