Por Juan Giglio
Luego de tambalear por las contradicciones internas, enfrentamientos en el ejército y el avance del poderoso movimiento nacional kurdo – que se expresó en los resultados electorales – el gobierno de Erdogan consiguió un “bonus” extra de gobernabilidad, debido a sus maniobras, la base social que aún lo apoya y las equivocadas políticas de su principal rival, el PKK. El pretendido “Sultán” de la reconstrucción del imperio otomano aprovechó el intento de “golpe” de julio del 2016 para limpiar el ejército de efectivos seculares, impulsar la movilización de los sectores islamitas más atrasados y pasar a la ofensiva sobre el movimiento de masas, particularmente en el Kurdistán turco o Bakur, que quedó bajo estado de sitio con miles de muertos, desaparecidos, encarcelados y torturados. La conducción del PKK, con influencia de masas en el sudeste – mayoritariamente kurdo – le hizo un favor al gobierno, porque en vez de jugarse a empalmar con los trabajadores y el pueblo turco, impulsando la movilización unitaria contra las políticas de ajuste y represión, lanzó una “ofensiva” guerrillera que terminó transformándose en una pelea de aparatos militares, en la cual triunfó el más fuerte, no por casualidad segundo ejército de la OTAN. (Leer todo)
Luego de tambalear por las contradicciones internas, enfrentamientos en el ejército y el avance del poderoso movimiento nacional kurdo – que se expresó en los resultados electorales – el gobierno de Erdogan consiguió un “bonus” extra de gobernabilidad, debido a sus maniobras, la base social que aún lo apoya y las equivocadas políticas de su principal rival, el PKK. El pretendido “Sultán” de la reconstrucción del imperio otomano aprovechó el intento de “golpe” de julio del 2016 para limpiar el ejército de efectivos seculares, impulsar la movilización de los sectores islamitas más atrasados y pasar a la ofensiva sobre el movimiento de masas, particularmente en el Kurdistán turco o Bakur, que quedó bajo estado de sitio con miles de muertos, desaparecidos, encarcelados y torturados. La conducción del PKK, con influencia de masas en el sudeste – mayoritariamente kurdo – le hizo un favor al gobierno, porque en vez de jugarse a empalmar con los trabajadores y el pueblo turco, impulsando la movilización unitaria contra las políticas de ajuste y represión, lanzó una “ofensiva” guerrillera que terminó transformándose en una pelea de aparatos militares, en la cual triunfó el más fuerte, no por casualidad segundo ejército de la OTAN. (Leer todo)
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