viernes, 23 de diciembre de 2016

La caída de Aleppo y las posiciones de los revolucionarios para la guerra de Siria

Por Carlos Amarilla y Claudio Colombo

La guerra civil siria comenzó luego del ascenso revolucionario denominado “Primavera Árabe”, que volteó a varias dictaduras de Medio Oriente. El gobierno de Bashar Al Assad, para no seguir ese camino, sacó el ejército y las bandas adictas a la calle con el propósito masacrar a cientos de miles, jugándose a aplastar lo más progresivo que dio la Revolución - los consejos locales - alrededor de los cuales se organizaron los primeros combates.  Bashar, además liberó de las cárceles a sus viejos enemigos de la “Hermandad Musulmana” y de otras tendencias jihadistas más radicalizadas, de manera de imponer una quinta columna en las filas del pueblo insurreccionado, para vaciar de contenido a los concejos locales. Esta situación fue aprovechada por Qatar, Turquía, Arabia y un sector del imperialismo yanqui - John McCain y compañía - que armaron bandas fundamentalistas al servicio de sus intereses económicos y políticos en la región.  La guerra que provocó Bashar, la reacción del pueblo y la irrupción de mercenarios extranjeros, terminó enfrentando a dos grandes bloques: el “sunita”, constituido por las fuerzas anteriormente nombradas y el “chiita”, integrado por los firmantes del Pacto 5 más 1 - entre el Vaticano, EE.UU., Rusia, el imperialismo europeo e Irán - que encomendaron al régimen de los ayatollas la tarea de transformarse en el gendarme capitalista de la región, utilizando para eso a los ejércitos de Sira e Iraq y a las milicias de Hezbollah. (Leer todo)

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